Hace aproximadamente 2.000 años el historiador romano Tito Livio dijo algo que bien podríamos decir hoy: el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son. Y es exactamente así, porque el miedo o la ansiedad hacen que imaginemos escenarios peligrosos, y a menudo irracionales, que no ayudan en nada a nuestro día a día, y aún menos pocos días antes de una cirugía.
¿Cómo podemos calmar esta ansiedad antes de entrar en quirófano?
Aunque es perfectamente normal sentir cierta ansiedad antes de una cirugía, es importante saber cuáles son las causas que provocan esta sensación y cómo podemos minimizarla.
Muy a menudo, el mar de dudas en el que nos encontramos o el desconocimiento sobre el procedimiento al que nos someteremos, es la mayor causa de la ansiedad. Para combatirla, es imprescindible resolver cualquier tipo de duda que tengamos con el cirujano que va a realizar la intervención. Es importante sentirse en buenas manos y confiar en el doctor que va a llevar a cabo el procedimiento.
Debemos asegurarnos que nuestras expectativas son realistas y que el doctor está preparado para asumirlas. Además, es crucial que nos sintamos libres para preguntar sobre cualquier aspecto de la intervención que va a llevar a cabo: sobre la cirugía – cuántas horas va a durar y en qué va a consistir; sobre la anestesia – qué tipo de anestesia nos administrarán o cuántas horas van a durar los efectos; o en cuanto al pre o al postoperatorio de la intervención – qué indicaciones debemos seguir los días previos a la cirugía, y cómo se va a ver alterado nuestro día a día los días siguientes al procedimiento.
Así que pongámonos en manos de un cirujano profesional con experiencia que nos transmita confianza y no dudemos en preguntar cualquier duda que se nos plantee, aunque nos pueda parecer una tontería.
Seguro que arrojar luz en esas sombras de dudaayudará a que nos sintamos más seguros y a calmar la ansiedad.