Higiene facial profunda
La piel del rostro es una de las zonas más expuestas a los agentes atmosféricos y a la polución. Esto provoca que se acumulen impurezas que obstruyen los poros y hacen que la tez se vea apagada.
La higiene facial diaria es insuficiente para eliminar toxinas y lograr que la piel se vea resplandeciente. Con una sesión de limpieza facial profunda conseguimos oxigenar mejor la piel y que los principios activos de los cosméticos se absorban mejor, potenciando su efecto.

El objetivo de la higiene facial es que la piel se vea hidratada y fresca, sin irritaciones ni sensación de tirantez.
Este procedimiento está indicado para la piel del rostro, pero también para cuidar la delicada zona del cuello y del escote. Al eliminar las células muertas y las impurezas acumuladas, mejoramos el aspecto de la piel.
Es recomendable seguir un tratamiento de higiene facial cada seis meses. Ahora bien, dependiendo del tipo de piel se recomienda una mayor o menor frecuencia.
En pieles secas se recomienda realizar la higiene facial cada 2 meses para aumentar la eficacia de los tratamientos hidratantes. En los casos de pieles grasas la higiene debe realizarse 1 vez al mes ya que necesitan una higiene más profunda para equilibrar la piel reduciendo el exceso de secreción de las glándulas sebáceas y el tamaño de los poros.
Beneficios
- Favorece la oxigenación de la piel
- Elimina los puntos negros y disminuye los poros dilatados
- Ayuda a absorber mejor los tratamientos cosméticos
- Mejora el aspecto de la piel y le devuelve la tersura
- El rostro, el cuello y el escote se ven más luminosos
- Ayuda a controlar la deshidratación de la piel en las pieles secas
- Ayuda a controlar el exceso de secreción de grasa en las pieles grasas
- Produce un efecto relajante y antiestrés