Los avances en el campo de la medicina causan gran interés en la sociedad, puesto que cada nuevo descubrimiento abre la puerta a la solución de enfermedades que nos pueden afectar a todos.
Esa es una de las razones por las que, cada cierto tiempo, se pone de moda algún término médico que comienza a utilizarse principalmente en la publicidad relacionada con la cosmética.
Últimamente, el mantra que se repite como secreto de la eterna juventud es “células madre”. El abuso de este término en la publicidad causa confusión entre los consumidores. Por este motivo, hoy queremos aclarar qué hay de cierto respecto a los tratamientos con células madre y cómo diferenciarlo de los bulos.
Verdades sobre las células madre
Las células madre (CM) han demostrado su eficacia a nivel médico en muchos casos, aunque en otros todavía se trata de un tratamiento experimental. Por su capacidad de replicarse y originar nuevos tejidos, como hueso, piel o cartílago, son muy útiles en cirugía reparadora. Las células madres son células inmaduras mesenquimales, mantienen su capacidad de replicación y diferenciación y producen
multitud de factores de crecimiento, hormonas y ácidos nucleicos necesarios para la regeneración de tejidos.
La cirugía regenerativa con células madre tiene como objetivo principal devolver la funcionalidad y la forma a los tejidos dañados por causas traumáticas, congénitas o patológicas. Se utiliza para tratar quemaduras, cicatrices, reconstrucciones faciales, regeneración de nervios, regeneración de cartílago de articulaciones…
El procedimiento de extracción e introducción se realiza en quirófano y solo se puede llevar a cabo con células del propio paciente. Se realiza una liposucción del tejido adiposo del paciente, se procesa con proteínas y enzimas, se purifican para obtener células madre preparadas para su utilización y se reintroducen en la zona a tratar.
Bulos sobre las células madre
Algunos médicos poco honrados ofrecen falsos tratamientos con células madre. En realidad, lo que hacen es inyectar grasa del paciente, pero sin procesar (sin obtener las células madre). Por tanto, el tratamiento no contiene células madre y no tiene capacidad regeneradora.
En el campo de la cosmética y de la medicina estética, muchos tratamientos de belleza dicen contener o aportar CM o PRP. Hay que tener claro que no contienen células humanas y, mucho menos, células del propio usuario. Por tanto, se trata de publicidad engañosa.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) advierte sobre la posible confusión en el uso de estos términos aplicados a cosméticos.
Lo que, en realidad, encontramos en el mercado son productos de belleza que dicen aportar células madre vegetales que prometen devolver la juventud al rostro e, incluso, estimular la producción de nuestras propias células madre.
Las células vegetales no tienen nada que ver con las células humanas ni por su estructura ni por sus procesos químicos y fisiológicos. Por tanto, nunca podrán servir para regenerar ningún tejido.
En conclusión, no debemos dejarnos llevar por las promesas de juventud eterna que se apoyan en el mal uso de expresiones científicas para vender más.