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La cirugía estética es un recurso utilizado, en ocasiones, de manera frívola. No pocas veces los medios de comunicación contribuyen a difundir la idea de que las operaciones estéticas son una cuestión superficial. Sin embargo, en la mayoría de casos la cirugía plástica ayuda al paciente a sentirse mejor consigo mismo y a aumentar su autoestima.

Un ejemplo de esto lo vemos en los niños que, gracias a la otoplastia, pueden corregir algunos defectos en las orejas. Indudablemente, la cirugía estética les ayuda a sentir más confianza en sí mismos. Del mismo modo, muchas mujeres se sienten acomplejadas por tener demasiado o poco pecho. Algunas personas, incluso, evitan las relaciones sexuales porque no quieren mostrar sus partes más íntimas.

La decisión de pasar por el quirófano debe ser siempre meditada, pero debemos aceptar el hecho de que para muchas personas supone recuperar o alcanzar la seguridad y confianza en sí mismas. La cirugía estética es un recurso a nuestra disposición para realizar cambios que nos ayuden a mejorar nuestra imagen, aunque no debemos buscar en ella un sustituto al esfuerzo para reforzar la autoestima.

“No debemos buscar en la cirugía plástica un sustituto al esfuerzo para reforzar la autoestima. Se trata de una cuestión de equilibrio psicológico, de saber que, en caso necesario, la cirugía estética puede ayudarnos.”

El objetivo de someterse a una intervención de cirugía estética puede ser sentirse más joven o más atractivo. Sin embargo, otras veces entran en juego, además, factores de salud física, mental y/o emocional. Por ejemplo, muchas personas deciden realizarse una rinoplastia con fines funcionales, para mejorar la respiración nasal. Otras buscan reconstruir zonas del cuerpo afectadas tras un accidente o una enfermedad, como un cáncer de pecho.

Se trata de una cuestión de equilibrio psicológico, de saber hasta qué punto afecta ese complejo. Debemos recordar que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

Sentirse mal con uno mismo puede provocar estados depresivos, aislamiento y trastornos mentales más severos, llegando a ser un freno para relacionarse con los demás y tener una vida satisfactoria. En este sentido, debemos valorar la cirugía estética como algo positivo para las personas.

Nuestra recomendación para las personas que deseen someterse a una intervención de cirugía estética es que acudan a un profesional experimentado y cualificado que anteponga la ética a todo lo demás.

Lo importante es que el cirujano asesore al paciente sobre la mejor solución para su caso. Esta es la mayor garantía de éxito en una cirugía estética. Pide ahora una primera cita con el Doctor Barret.

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