In Cirugía Facial

El número de personas que apuestan por la cirugía plástica para corregir defectos y sentirse bien consigo mismos no cesa de aumentar. De todas las operaciones de cirugía plástica que se realizan, la rinoplastia es una de las más demandadas. Según las estadísticas que maneja la Sociedad Española de Cirugía Plástica Estética y Reparadora (SECPRE), la rinoplastia supone el 20% de las intervenciones que se practican.

La rinoplastia se lleva a cabo para mejorar la forma y función de la nariz y para conseguirlo se pueden utilizar dos técnicas: rinoplastia abierta o rinoplastia cerrada. Ambas son igualmente válidas. La elección de una u otra depende de las circunstancias de cada paciente.

Rinoplastia abierta

La rinoplastia abierta es la técnica más compleja, aunque no implica mayores riesgos ni un postoperatorio más largo que la rinoplastia cerrada. Por lo general, se emplea en casos donde la reconstrucción de la nariz es más dificultosa, en rinoplastias secundarias (narices ya operadas) y en las que se requiere un trabajo intenso en la punta de la nariz. Esta técnica consiste en realizar un pequeño corte en la base de la nariz, entre los orificios nasales. De esta forma, se accede al hueso y al cartílago con total visibilidad. A pesar de realizarse esta incisión en la columela, en la mayoría de pacientes la cicatriz es imperceptible. Su principal ventaja es que el cirujano puede trabajar con mayor facilidad y se pueden conseguir resultados exactos y naturales en los casos más difíciles, como injertos, implantes y asimetrías.

Rinoplastia cerrada

La rinoplastia cerrada se realiza a través de las fosas nasales, separando la piel del cartílago para darle la forma deseada. Puesto que la incisión se practica en el interior de la nariz, no quedan cicatrices visibles, a diferencia de lo que ocurre con la rinoplastia abierta. Esta técnica no permite tanta libertad de movimiento ni visibilidad como la rinoplastia abierta, Por este motivo, se suele emplear en los casos menos graves y que no suponen mucha dificultad. Su principal ventaja es que se trata de una cirugía menos invasiva por lo que en general el edema e inflamación es menor. No obstante, la limitación de movimientos a través de los orificios nasales hace imprescindible que el cirujano plástico que la realiza sea hábil y experimentado para conseguir resultados naturales. Antes de decidirse por una rinoplastia, conviene consultar con un cirujano plástico de confianza que haga un estudio preliminar de la morfología de la nariz y determine cuál es la técnica más apropiada para conseguir los mejores resultados.

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