La rinoplastia o cirugía de nariz es una de las operaciones de cirugía estética más solicitadas por los pacientes. Se utiliza para corregir deformidades nasales congénitas o postraumáticas, por razones estéticas, para mejorar la forma y proporciones de la nariz, o para recuperar la funcionalidad.
En ocasiones, los resultados de la primera rinoplastia no son los esperados a nivel funcional o estético. En estas situaciones muchas veces la única solución es realizar una nueva cirugía. Esta intervención, muchas veces más compleja que la cirugía inicial, se denomina rinoplastia secundaria.
¿Cuándo se aconseja una rinoplastia secundaria?
La rinoplastia secundaria no es un simple retoque de nariz. Requiere una exploración exhaustiva para determinar qué aspectos se pueden mejorar a nivel estético o funcional. Como en cualquier otra cirugía de nariz, siempre se corre el riesgo de no conseguir los resultados esperados, especialmente cuando el paciente tiene unas expectativas muy elevadas y no ha habido un buen análisis previo con el cirujano responsable de la intervención.
Para someterse a una rinoplastia secundaria es clave ponerse en manos de un cirujano plástico experimentado que informe al paciente sobre las posibilidades reales. Cada persona tiene un rostro y una nariz con unas particularidades concretas. El objetivo de cualquier cirugía de nariz es lograr una buena armonía estética adaptada a la estructura facial.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la rinoplastia secundaria es un procedimiento complejo, ya que se realiza sobre una nariz previamente operada, con cicatrices y secuelas estéticas o funcionales. Su finalidad es corregir todos los defectos que no se solucionaron en la primera intervención o, incluso, defectos añadidos.
Defectos que se corrigen con una rinoplastia secundaria:
- Exceso o defecto de resección
- Asimetría
- Nariz torcida o hundida
- Punta chata, caída o cuadrada
- Retracciones cicatriciales
- Disfunciones respiratorias
En los casos más sencillos, la rinoplastia secundaria puede consistir en una corrección limitada de pequeños defectos. No obstante, en la mayor parte de casos esta cirugía de nariz aborda importantes defectos estéticos, estructurales y funcionales.
En ocasiones, puede ser necesario recurrir a injertos de cartílago de la oreja o de costilla o injertos de hueso en casos con deformidades severas para conseguir una buena reconstrucción. En cualquier caso, el cirujano plástico explicará paso a paso el procedimiento a seguir y compartirá todo el detalle con el/la paciente.
¿Cómo se realiza una rinoplastia secundaria?
La exploración previa a una rinoplastia secundaria sirve para determinar la cantidad y calidad de las estructuras y la cantidad de tejido cicatricial. Dependiendo de los resultados de la exploración, el cirujano considera la necesidad de realizar un injerto con hueso o cartílago. Muchas veces es necesario también realizar una exploración radiológica con TAC nasal para determinar el alcance interno de la deformidad.
Cuando los tejidos están muy dañados es recomendable aportar hueso o cartílago para sustituir las zonas en peor estado o con poca consistencia. Por lo general, el cartílago se obtiene del tabique nasal, de las orejas o de una costilla. La aportación de hueso suele proceder de una cadera o de una costilla.
El procedimiento habitual requiere anestesia general e ingreso hospitalario. La duración de la intervención depende de la dificultad del caso. Los mejores resultados estéticos se obtienen cuando la calidad de la piel es buena y la cantidad de cicatriz preexistente no es excesiva.
El cirujano plástico modela la nariz para conseguir un efecto natural que armonice con el rostro y la reparación de los daños previos.
Como dijimos al principio, no se trata de un simple retoque. Dependiendo del estado de la nariz del paciente se podrá mejorar la estética y funcionalidad en mayor o menor grado. Para realizar una primera valoración con el Dr.Barret puedes contactar con nosotros a través de la siguiente página.