In Cirugía Facial

Las bolsas bajo los ojos, las ojeras, los pliegues de la piel y los párpados caídos dan a la mirada un aspecto cansado y envejecido. La blefaroplastia es un conjunto de técnicas quirúrgicas con excelentes resultados en el rejuvenecimiento de la mirada. Los avances en el campo de esta cirugía permiten corregir el exceso de grasa y piel que se forma alrededor de los ojos devolviendo al rostro un aspecto joven, luminoso y natural.

 

¿Cuándo es aconsejable la blefaroplastia?

El envejecimiento de la mirada es una de las principales preocupaciones en la mayoría de personas. Por este motivo, la blefaroplastia se realiza cada vez a edades más tempranas. Una de las principales ventajas del abordaje de este problema antes de que esté muy avanzado es que los resultados son mucho más naturales y no llaman la atención en el entorno social del paciente.

Las actuales técnicas quirúrgicas han hecho de la blefaroplastia una intervención mínimamente invasiva que se puede realizar con anestesia local o con anestesia local y sedación. Combinada con otras técnicas estéticas, como eliminación de patas de gallo, elevación del arco de las cejas o corrección de arrugas de expresión, se consigue un rejuvenecimiento total de la mirada.

 

¿Obtendré un resultado natural?

El objetivo principal de la blefaroplastia (y de cualquier otra intervención estética) es, precisamente, obtener un resultado lo más natural posible. Este aspecto cobra aún más importancia cuando hablamos de cirugía plástica del rostro, donde se trata de mejorar sin alterar la expresión.

Para que los resultados de la blefaroplastia sean naturales es fundamental ponerse en manos de un profesional cualificado y experimentado. El cirujano debe valorar cada caso particular mediante un estudio individualizado analizando el rostro del paciente en su conjunto, tanto en reposo como en movimiento.

Una vez analizadas las zonas que requieren intervención para el rejuvenecimiento de la mirada, se planifica el tipo de blefaroplastia más aconsejable: superior, inferior o ambas.

  • La blefaroplastia superior se utiliza para eliminar el exceso de piel del párpado superior, que en algunos casos llega a tocar las pestañas. Tras eliminar la piel sobrante se crea un nuevo pliegue con sutura intradérmica para que la cicatriz resulte prácticamente invisible. En algunos pacientes es necesario corregir la grasa del párpado o las bolsas superiores.
  • La blefaroplastia inferior trata las bolsas debajo de los ojos. Las técnicas actuales reducen los excesos de piel sin alterar la musculatura del párpado y sin cicatriz externa, lo que permite una recuperación mucho más rápida y cómoda.

Los resultados serán satisfactorios siempre que se trate de obtener naturalidad sin modificaciones drásticas, ya que no se trata de cambiar de aspecto sino de rejuvenecer la mirada.

Finalmente, aunque la mayoría de blefaroplastias se realizan con anestesia local o sedación y sin ingreso hospitalario, no hay que olvidar que se trata de una intervención quirúrgica que, como tal, no está exenta de posibles complicaciones.

La forma más segura de minimizar los riesgos es acudir a un especialista titulado y experimentado que realice un estudio preoperatorio completo y trabaje con todas las medidas de seguridad necesarias en instalaciones dotadas de infraestructuras adecuadas.

 

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