Son muchas las jóvenes que observan que sus mamas se desarrollan de forma diferente, con apariencia estrecha, tubular y alargada, con areolas de mayor superficie. Por lo general, piensan que su pecho es más pequeño de lo normal y que un aumento de mama es la solución.
En muchas ocasiones, tras acudir al cirujano plástico, se sorprenden cuando éste les informa de que su problema no es un pecho pequeño sino que tienen mamas tuberosas. Las mamas tuberosas no son una enfermedad. Se trata tan solo de una anomalía mamaria de tipo estético que, sin embargo, puede afectar a la autoestima de quien las sufre. Por fortuna, es una alteración que tiene solución. No obstante, la cirugía es compleja, por lo que hay que ponerse en manos de un Cirujan@ con experiència.
¿Qué son las mamas tuberosas?
Las mamas tuberosas, también llamadas tubulares, se caracterizan por tener una apariencia estrecha y alargada, con grandes areolas y poco volumen, especialmente en la parte inferior y lateral. Es frecuente que se aprecie disimetría en el tamaño, es decir, que un seno sea mayor que el otro.
Esta anomalía congénita del desarrollo mamario aparece durante la pubertad y puede tener diversos grados. En algunos casos, aunque las mamas sean grandes pueden presentar deformidad bilateral con la areola desviada hacia dentro y abajo. En las situaciones más extremas todo el seno tienen apariencia alargada, de ahí la denominación de mama tubular.
La causa de esta formación anormal de la mama tuberosa es que en la unión del pecho al músculo pectoral se encuentra un anillo fibroso que impide que el tejido adiposo se distribuya de la forma habitual. Como consecuencia, a medida que el seno crece, la grasa se desplaza hacia el pezón, donde la piel es menos resistente.
Tratamiento de las mamas tuberosas
Puesto que el problema de las mamas tuberosas no reside en el tamaño sino en la distribución irregular del tejido adiposo, la solución no siempre pasa solamente por un aumento de pecho. En la mayoría de ocasiones, el trabajo del cirujano plástico se centra en cambiar el aspecto de la mama mediante una intervención quirúrgica ajustada al grado de tuberosidad.
Tras un examen a fondo y un diagnóstico de la situación, el cirujano plástico aconsejará la realización de una mamoplastia, una mastopexia o una combinación de ambas técnicas para moldear, ajustar el tamaño y lograr la simetría del pecho.
Para obtener un resultado natural, el cirujano debe tener gran conocimiento de la proporción ideal de la mama y una dilatada experiencia en cirugía plástica mamaria, ya que no se trata de una simple colocación de implantes sino de una intervención más compleja.
Además de eliminar el anillo fibroso que impide la normal distribución del tejido adiposo, hay que colocar un implante y, en ocasiones, se debe hacer una remodelación de la areola.
No obstante, el postoperatorio es muy similar al de un aumento de pecho convencional. En unos pocos días se puede hacer vida normal.